sábado, 12 de diciembre de 2009

Miedo


El receptor del miedo se encuentra en el centro del cerebro, es la amígdala. Y nos  importa saber que la información “miedo” viaja por nuestro cuerpo dos veces más rápido que la información que se dirige  a la corteza cerebral, sede de nuestra consciencia.  Por ello, en una situación potencialmente peligrosa, cuando nos vamos a dar cuenta estamos ya cargados de miedo o de pánico;  el miedo no nos deja utilizar todas nuestras capacidades y el pánico nos paraliza. ¿Cómo enfrentarnos a estas situaciones que nos causan miedo? Previamente podemos ejercitarnos en cuatro habilidades cuya práctica llegaremos a dominar y serán de gran ayuda.

1.    Tener un objetivo claro. Mantener en nuestra mente el porqué estamos haciendo lo que estamos haciendo, tener una meta definida y aspirar sinceramente a alcanzarla.

2.    Visualizar la situación por la que vamos a pasar. Cuando nos enfrentamos a algo que previamente ya hemos visualizado, el nivel de stress desciende significativamente respecto al nivel que tenemos si es una experiencia completamente nueva.

3.    Evitar los pensamientos negativos con pensamientos positivos. Pensar no vamos a dejar de hacerlo así que… Es normal en estas situaciones de mucha exigencia que nuestra mente consciente se diga cosas como: no estoy preparada, cómo se me ocurre meterme en este lío, no puedo, es superior a mí, etc.  Pues a decirse todo lo contrario.

4.    Respirar. Alargar las espiraciones, que es lo que hace nuestro cuerpo de forma natural cuando se relaja, haciendo más profunda toda nuestra respiración.

Tengo la sospecha de que el miedo patológico es como las alergias. Un tipo de personas que son expuestas reiteradamente a situaciones objetivamente terroríficas, acaban desarrollando respuestas excesivas ante mínimos estímulos, incluso ante aquellos que no son en absoluto peligrosos. Seres humanos que son o se vuelven hipersensibles.

Esta técnica es útil para todo tipo de personas, y quien más la necesita es quien más apoyo y ánimo precisa para aplicarla.

De todas formas el ser humano ha evolucionado y ha sobrevivido hasta este momento gracias al miedo, aunque no sólo gracias a él.

7 comentarios:

Pele Ón dijo...

Necesitamos una dosis de miedo, hasta que la cubrimos de amor.
Muy bueno, bonito y barato, te estás haciendo más cara.
Bss sin miedo.

Thornton dijo...

Lo más interesante que he aprendido del miedo es que no hay que tener miedo al miedo.
Me han comentado que estuviste en un cóctel en el Thornton Club, y que el champang no te disgustaba. Pásate y lee. Un saludo.

Unknown dijo...

Te conocí en la fiesta de Thornton. Creo, porque la tengo algo borrosa. Pero se ve que me quedé con la dirección de tu blog. Primera visita. No la última. Un saludo.

Pele Ón dijo...

http://peleones.blogspot.com/2009/05/miedo.html
El miedo mata, se renace amando, son antónimos.
Sólo hay un miedo: a la nada. Todos los demás son secundarios. Yo mismo procuro que quede mucho de mi, pero no sé si es por miedo o por amor. Lo sabré cuando termine.

Ovetdao dijo...

El miedo es un maestro. Si te atreves a mirarlo aprendes mucho de él. Lo peor es el miedo al miedo. Peleon, estás puesto en el tema, muy raro pa' ti ;)
Gracias por todo.
Bss

Ovetdao dijo...

Thornton, vaya, estamos de acuerdo. ¡Y nos gusta parar por los mismos sitios! Ya me había dado cuenta por tus post.

La fiesta, pa' habernos matao. Genial.
Y de lo del champan, no te creas todo lo que oigas de mí. Que hablamos mucho y sabemos poco. Ahora estoy en fase abstemia. De alcohol, claro, no se me vaya a malinterpretar, que una es frugal pero no tanto. De momento.


Salu2

Ovetdao dijo...

Blanco, la fiesta de Thornton ha procurado encuentros muy agradables. Escribes liiindo.

Yo seguro me seguiré pasando a leerte: el arte es maravilloso y tú tienes mucho.

Un saludo